miércoles, 10 de diciembre de 2008

Última tarde de verano en el parque.



La fotografía que incluyo es un recorte. No he querido poner a mi familia por medio.
Hice unas fotos que me gustan mucho.
Era el inicio del atardecer, del día antes del regreso a Barcelona.
Bajé al parque y di con mis tíos y mis padres.
Ellos suelen bajar, pero yo no solía hacerlo porque me acribillaban los mosquitos.

Este verano encontré la máquina fotográfica que más se adapta a mis necesidades, ligera y con suficiente potencia como para permitirme hacer la mayor parte de las cosas que espero de ella.
Desde entonces, siempre puedo hacer la toma que me asalta.
Llevo suficiente memoria, 2 Gigas, y una batería de recambio.
Para descargar las fotografías instalé un programa específico, Nikon Transfer.
Siempre he tenido cuidado en adquirir aparatos que admitieran la tarjeta SD. Leí en una revista que se debía evitar manejar distintos formatos, y ha sido uno de los consejos que no he descuidado.
Mi primera tarjeta tenía 32 Megas y pagué por ella 32 euros.
Ahora una de 2 Gigas está por la mitad.
Guardo la mayor parte de mis tarjetas, muchas. Le he dado a mi sobrina algunas. La primera cámara se la regalé con unas cuantas tarjetas. Una de ellas, la primera.
Ahora tiene una mejor que la mía.
Compré una tarjeta de 4 Gigas, porque me encapriché, pero tras la experiencia he llegado a la conclusión de que la que mejor me va para hacer fotos es la de 1 Giga.
Esta cámara va haciendo carpetas, pero a la hora de descargar al ordenador, compruebo que la de uno descarga mucho más rápido. Me temo que el ordenador se está quedando atrás. Pues tendrá que durar, porque la economía no está para despilfarrar.

Un abrazo y buen domingo. :)

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